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Titanes Turcos

  • Foto del escritor: Roberto Trobajo Hernández
    Roberto Trobajo Hernández
  • 11 nov
  • 2 Min. de lectura
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Imagínate que la Tierra se sacude y en un instante, ciudades enteras se convierten en un rompecabezas desarmado. Es lo que vivió Turquía el 6 de febrero de 2023, con los terremotos gemelos de 7.7 y 7.6 que sacudieron provincias como si fueran hojas en una tormenta. Más de 53.000 vidas perdidas, 14 millones de personas afectadas, y el daño económico de 150.000 millones de dólares. Un desastre que el gobierno llamó "la catástrofe del siglo", y con razón: un área de 108.000 kilómetros cuadrados devastada; más grande que muchos países enteros.


Cualquiera pensaría que de ahí solo quedaría luto eterno. Pero no. Dos años y nueve meses después, en pleno noviembre de 2025, Turquía está tejiendo una alfombra de resiliencia que parece sacada de una epopeya.


El pasado 4 de noviembre, el ministro Murat Kurum, jefe del Ministerio de Medio Ambiente, Urbanización y Cambio Climático, nos compartió a la prensa mundial sobre los inmensos esfuerzos en la reconstrucción, de los más rápidos y coordinados del mundo.

Los números hablan: 70% de las obras completadas en las zonas afectadas, con una inversión de 75.000 millones de dólares, donde laboran unos 200.000 trabajadores en 3.500 sitios de construcción simultáneos.



Es como si una hormiga gigante hubiera decidido reorganizar el hormiguero entero en tiempo récord. "Cada hora, 23 viviendas nuevas se entregan a familias", dijo Kurum. Unas 550 al día, a un ritmo vertiginoso.


Para el 15 de noviembre –sí, en apenas unos días–, esperan entregar la casa número 350.000. Y para fin de año, el objetivo es llegar a 453.000. Dos tercios de las familias ya están de vuelta en hogares frescos, no solo reconstruidos, sino reinventados: edificios de consumo energético casi cero, con aislamiento térmico y paneles que generan su propia electricidad.


Ciudades resilientes, adaptadas al cambio climático, Piensen en Hatay, donde el 70% de la ciudad quedó en ruinas. Quitar escombros allí fue como desenterrar tesoros enterrados tras avalanchas, pero lo hicieron sin borrar el alma del lugar. Esto es reconstruir con memoria.

Y no paran ahí: 11.000 kilómetros de infraestructura rehabilitada –redes de agua, alcantarillado, drenaje–, una longitud que rivaliza con las fronteras y costas de Turquía juntas.

Ahora, esa experiencia se convierte en semilla para el futuro: el Proyecto de Vivienda del Siglo, que planea 500.000 nuevas casas en las 81 provincias. "El éxito inspirará nuestra visión nacional", afirmó el ministro Kurum, quien no olvidó agradecer a los aliados internacionales que tendieron la mano en la oscuridad.


En un gesto de generosidad, Turquía ofrece compartir sus experiencias con otros países heridos por desastres. Es como si el pueblo turco dijera: "Nosotros salimos del abismo; tomen nuestra escalera".



En un mundo donde las tragedias a menudo son ahogadas en burocracia y promesas vacías, Turquía nos regala una metáfora viva: las ruinas no son el fin, son el abono para raíces más profundas.


Hoy, mientras las familias regresan a hogares que huelen a nuevo, y ciudades renacen con un pulso más verde y fuerte, uno no puede sino aplaudir. Porque reconstruir edificios es arte; reconstruir esperanzas es magia. Y Turquía, en este noviembre de 2025, está haciendo ambas con maestría.



 
 
 

3 comentarios

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Androckcin3
12 nov
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Muy bien escrito y desde la fuente Original.

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Invitado
11 nov
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

GRANDE Turquía

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Invitado
11 nov
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Impresionante los Turcos

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