No hay genialidad en la tragedia.
- Javier Canasto

- hace 3 días
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La toma del Palacio de Justicia el 6 y 7 de noviembre de 1985 no fue un acto heroico ni una estrategia brillante. Fue una tragedia nacional, una herida abierta en la historia de Colombia, donde la violencia se impuso sobre la justicia y los derechos humanos fueron pisoteados.
Más de un centenar de personas murieron, entre ellos magistrados, funcionarios, visitantes y soldados. Otros fueron desaparecidos, sus cuerpos jamás encontrados, sus familias aún buscando respuestas.
A casi cuatro décadas, hay quienes intentan redefinir el horror con palabras de admiración, olvidando que la amnistía o el indulto no borran la verdad ni el dolor de las víctimas.
La memoria no se reescribe con discursos; se honra con verdad, justicia y reparación.
Recordar es resistir al olvido.
La historia no se maquilla, se asume con dignidad.








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