Por Ricaurte Losada Valderrama
Exsenador de la república
Son muchos los temas cruciales del año que empieza a despertar, partiendo del estudio y aprobación Plan Nacional de Desarrollo, que constituye algo así como la tercera decisión más importante de la Nación, luego de su organización como Estado y de darse su máximo norte a través de la Constitución Política, proceso en el cual debiéramos participar el mayor número de colombianos posible.
Se dará también el pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia de la Haya en relación con la absurda pretensión de Nicaragua de extender su plataforma continental más allá de las 200 millas marinas, que está precedida de la decisión de ese mismo tribunal de quitarle a Colombia 76.000 kilómetros cuadrados de mar territorial y que es en nuestra historia republicana la tercera desmembración más abultada de nuestro territorio.
Así mismo, deberán aprobarse varias reformas vitales para Colombia, entre ellas, la pensional, de salud, laboral, política, agraria y la que no debería seguirse aplazando más: la enmienda estructural e integral a la justicia, temas estos que como los anteriores y los que siguen, serán objeto de análisis posteriores.
De otro lado, este año será clave acerca de lo que pasará con el loable propósito de la paz total, así ella sea un imposible mientras no se derroten las causas que han generado el conflicto, de manera particular el narcotráfico, pues se puede negociar y someter a la justicia a los grupos delincuenciales actuales, pero mientras subsista este jugoso negocio, nacerán otros o se reproducirán los actuales. Por ello, María Isabel Rueda dice que al presidente Petro “le gustan las figuras retóricas”.
Y dentro de este panorama del año 2023 se encuentra la grave afectación del bolsillo de los colombianos, con una galopante inflación, un dólar disparado, así, en los últimos días su desborde se haya menguado, una recesión a la vista y un crecimiento económico pingue.
Como si todo esto no bastara, hay unas tendencias geopolíticas y un rumbo global muy preocupantes, esencialmente por la continuación de la guerra entre Rusia y Ucrania y los desastres naturales debidos al recalentamiento global, cuyas consecuencias han tocado las puertas de Nariño y del Cauca y de qué manera, a través de los inmensos desplazamientos de tierra que han originado bloqueos en los departamento y todo tipo de lesivas consecuencias para la vida y el bienestar.
Pero en medio de estos hechos y de muchos otros, como la inseguridad y la corrupción, el tema que más incidirá en la vida futura de los colombianos será el de las elecciones de octubre que trazarán el rumbo político del país y, a través de él, el restante, de manera particular el económico y social, al ser claro que la conformación del poder nacional depende del poder local.
Y se estrenará el 19 de octubre de este año la segunda vuelta en la elección del alcalde de Bogotá, la cual debería establecerse también para los comicios de gobernadores y alcaldes con una población mayor, algo así como de setecientos mil habitantes, a efecto de buscar que no haya gobernantes que inicien su gestión con un escaso margen de apoyo y, por lo tanto, de legitimidad, al ser elegidos, sin contar cuando menos con el apoyo de la mitad más uno de los sufragantes.
ricaurtelosada@hotmail.com
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