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Hoy encendemos la antorcha de la dignidad

  • Foto del escritor: Jorge Acosta
    Jorge Acosta
  • hace 2 días
  • 2 Min. de lectura
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Crédito: Fabio Zapata, Quebec -Canadá


Manifiesto por una revolución ética. Amigos y amigas, compatriotas. Nos hicieron creer que nacimos en un país condenado. Condenado a la corrupción como si fuera un gen. Condenado a la pobreza como si fuera destino. Condenado a la violencia como si fuera cultura.


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Hagamos algo juntos: miremos nuestras manos. Esas manos con arrugas, con cicatrices, con esfuerzos, no nacieron condenadas. Nacieron para construir, para sembrar, para abrazar. Nacieron para transformar. ¿Y saben qué? Nacieron para levantarse. Romper el hechizo. Nos hechizaron con una frase maldita: así ha sido siempre. Con esa frase justificaron el robo. Con esa frase explicaron el hambre... Con esa frase taparon las balas. Pero los pueblos no se esclavizan con cadenas: se esclavizan cuando se acostumbran.


Por eso esta revolución no comienzan en los palacios. Empieza en la conciencia. En la rabia. En la esperanza que deja de ser poema y se convierte en rebeldía. La corrupción es un incendio frío:no vemos llamas, pero arrasa con todo. Nos quema hospitales sin que ardan. Nos quema aulas sin que humeen. Nos quema el futuro sin que lo sepamos. Hoy décimos: si robar lo público no produce vergüenza, esta sociedad perdió el alma.


-La pobreza no es un paisaje. Es una herida.

-La pobreza no es la foto turística.

-No es una excusa para discursos vacíos.

-La pobreza no es una decoración trágica de noticieros.

-La pobreza es una herida abierta.

-Una herida que sangra derechos, que sangra sueños.

-Es inmigración que sangra hijos que huyen del país que no los quiere.


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-Hoy decimos que el hambre no se administra: se erradica.

-La exclusión no se tolera:se enfrenta.

-Porque no hay libertad donde hay necesidad.

-Y no hay democracia, donde una parte del país vive de pies frente a las máquinas, para que la otra viva sentada en los clubes.

-La violencia, silencio impuesto.

-Nos dijeron que calláramos.

-Que hablar es peligroso.

-Que protestar era vandalismo, subversión.

-Que pedir justicia era desorden.


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-Pues sí. Somos desorden para su orden injusto.

-Somos ruido para su confort silencioso.

-Somos memoria para su olvido conveniente.

-Queremos un país donde la vida no tenga precio, ni color, ni territorio, ni permiso.

-Somos los simpermiso.

-No pedimos paz de biblioteca: exigimos paz con igualdad y justicia.

-La revolución ética: fuego que no quema, ilumina.

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-Esta revolución no es de pólvora.

-Es de propósito.

-Es de conciencia.

-Es de palabra que se convierte en acto.

-Porque un pueblo que recupera su dignidad se vuelve indomable.

-Hoy declaramos y proclamamos:

-No venimos a heredar el país que nos dejaron.

-Venimos a liberar el país que merecemos.

-No seremos súbditos de la resignación, ni esclavos del cinismo, ni cómplices del silencio.

-La historia fue escrita sin nosotros, la reescribiremos con nosotros.

-Porque la revolución ética no pide permiso. Se asume. Se vive, se contagia.

-Hoy juntos encendamos la antorcha de la dignidad.


 
 
 
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