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EE. UU. juega con los aranceles

Foto del escritor: Jorge AcostaJorge Acosta


Elda Cantú

Soy editora en The New York Times, con sede en la Ciudad de México. También escribo “El Times”, un boletín que presenta lo mejor de nuestra cobertura, traducido para el público hispanohablante.



Estados Unidos compra más productos extranjeros de lo que le vende al mundo. Y el presidente Donald Trump quiere cambiar esa situación.


Por eso ha insistido en la aplicación de aranceles como uno de los ejes de su segundo gobierno en materia comercial.


La semana pasada, por ejemplo, pidió a sus asesores que calcularan nuevos y amplios impuestos a los bienes importados. Esto incluye la imposición de aranceles recíprocos a países que subsidian a sus empresas exportadoras y llevan a cabo otras prácticas que Trump considera injustas.


La tarea es complicada y ambiciosa, ya que calcular e imponer estos impuestos a miles de mercancías procedentes de más de 150 países “plantea un problema monumental de ejecución para un amplio rango de empresas, desde manufactureras estadounidenses que dependen de componentes importados hasta minoristas que surten sus mercancías en el extranjero”, explicó un artículo reciente.


Más allá de las complicaciones logísticas, estas medidas socavan el sistema de comercio internacional surgido durante la posguerra a mitad del siglo XX y el papel de la Organización Mundial del Comercio (OMC), ente que dirime las disputas comerciales para más de una centena de países y regula los intercambios de mercancías a nivel global.


Keith Bradsher, reportero del Times que entre 1991 y 1993 cubrió las negociaciones que dieron pie a la creación de la Organización Mundial del Comercio, describió así la situación:


El dilema actual para Europa y la mayoría de los países en desarrollo es que necesitan desesperadamente tener superávits comerciales con Estados Unidos para permitirse sus grandes déficits comerciales con China. Si toman represalias contra los aranceles del presidente Trump, pueden desencadenar una guerra comercial mundial y condenar a la OMC, que los ha ayudado a crecer más rápidamente durante tanto tiempo.


Además, existen otras consideraciones importantes en cuanto al tema arancelario: los economistas advierten que promulgar aranceles es una medida arriesgada debido a que la inflación en Estados Unidos ha estado elevada recientemente. El presidente Trump, a su vez, ha dicho que el aumento en los precios sería temporal y a corto plazo.


Sin embargo, existen preocupaciones reales sobre quién paga, al final de cuentas, el costo de un aumento en aranceles: ¿Son los importadores? ¿Las empresas exportadoras? ¿O los consumidores finales? La respuesta implica comprender cómo funcionan las cadenas de fabricación, comercio y suministro, y cómo se acumulan los costos a cada paso.





 
 
 

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Guest
Feb 19

Rtvc..profesionalismo y veracidad..de la información...

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