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  • Foto del escritorJorge Acosta

Poemas del Guainía



Destacamos a Carmen Yolanda Da Silva, corresponsal de la revista actualidad global internacional en el departamento de Guainía escritora, poeta y periodista comunitaria



Aproximadamente se acerca la hora a las 5 am, como un día jornalero, Simón, Pedro y Matías, alistan su morral, dentro llevan un guaral, carnadas de lombrices, promasa, restos de comida, variedad de tamaños de anzuelos, un cuchillo, un machete y una red o atarraya.!!


Hoy los sueños afloran a piel de pescador de guaracú, bagre o valentón, si caen en la red las cuchas, las sardinas, habrá para el ajicero el moqueado o el cuajado, porque mientras Simón se encuentra en su curiara navegando río abajo, va desplegando su red y atandola entre las raíces o ramas de árboles para que quede fija y lleguen los peces y queden allí, sigue recorriendo la laguna en su curiara, lo acompaña una tonina, porque remando la atrae por la bulla que hace el canalete, ella feliz debajo del agua y haciendo pilatunas y saltos saca su cola o su pico, como si quisiera saludar a Simón, no se detiene o se aleja hasta que deje de remar Simón y las aguas vuelvan a su quietud, esperar horas allí Simón para ver su red o jalar el guaral que tiende de su mano, al sentir el peso cuando ya ha comido el valentón, hale duro y con técnica para que asegure la presa, vaya hoy a tenido suerte, efectivamente es un valentón inmenso, hoy Irene, Rosa y las comadres tendrá ajicero en la mesa..!!


Una fotografía espectacular su autor lo desconozco, una jornada de pesca apasible y elocuente en alguna región Amazónica, donde abres inspiración y relatas una ida a una laguna o encenada..ll


Oh que tranquilidad, oh que quietud, deja de remar y detente a soñar..!!


Tras las huellas del guardian de la selva. El tigre..//


Sentado en la roca un con pincel impregnado con tinte del árbol cenizo estaba alli en medio de la selva río abajo en caranacoa un ancestro abuelo plasmaba las huellas del guardian de la selva un feroz felino de 4 patas que subido entre los troncos de un árbol maderable de sasafraz cuidando a nuestra madre tierra aullendo a los depredadores salvajes que asomaban sus hocicos para rastrear semillas de pendare, coquillo, de granadilla y de guayaba sabanera que formaba bajo suelo un tapete de fragancias y olores propios de verde naturaleza.


El tigre con sus inmensas garras defendía su territorio donde la presencia de la serpiente cuatro nariz buscaba cazar a la chucha para su gran cena.


El abuelo sigilosamente iba recreando las huellas del tigre en aquella piedra mientras el ocaso llegaba y las mansas aguas buscaban su quietud era un silencio total eran las huellas de indicaban cuidar a la madre tierra porque de ella proviene el alimento para la supervivencia de los pueblos curripacos..


A Irene Cecilia Rojas



De cariño le llamo mi diosa curripaca a esa hermosa mujer que con sus manos escribe la gran historia del pueblo curripaco, por donde ha pasado ha dejado huellas para la defensa de los derechos humanos.


Son años del compartir alrededor de un ajicero de pavon moqueado, tertuliando del ayer, construyendo el mañana, escuchando consejos, creando futuro al compas de la pasarela de un michi fu callejero y de las palomas viajeras.


En el compartir de una chicha de chontaduro y en el caminar del morrocoy se van los días del buen ejercicio paulatino de la recocha y el aprendizaje matutino.


Vuelan los arrendajos anidando en lo alto de una ceiba vieja que se fondeó bajo el barro frente al coco que desde lejos sus ramas atraen a los gavilanes y a las golondrinas viajeras.


Una tarde de yucuta y de manaca fría se suman a la visita y al compartir rajando por doquier de ideas de negocio y de suculentas comidas de blancos coloniales.


En su casa se cuelga del árbol unas guamas, unos arazas, un copo azu y unas maduras verdes, son cultivos que se tienen dentro del terreno como frutas tropicales.


La lluvia cae y el polvero se levanta aullentando a las arrieras con sus pajales en sus espaldas para buscar casa en el fondo de un hoyo seco y lleno de soldados arquitectos de viviendas lujosas a punta de restos de hojas y de palmas sabaneras.

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