Por: Efraín Marino
Presidente Corprensa Colombia
@corprensacol
En América Latina, una región llena de historias de injusticia, luchas por la libertad y una rica diversidad cultural, la prensa alternativa es una esperanza y al mismo tiempo un recurso para quienes buscamos opiniones y voces diferentes, desde lo más profundo de las comunidades vulnerables. Si bien, los medios tradicionales suelen estar dominados por grandes empresas e intereses privados, los medios de comunicación alternativos, locales, comunitarios e independientes han sido y siguen siendo espacios idóneos para la resistencia, la oposición y el cambio para bien.
La historia de la prensa alternativa en América Latina es la de gente común y corriente, pero valiente, que decidió hablar a pesar de la censura, la represión y el silencio de quienes estaban en el poder. No fue una tarea fácil, pero sí una misión necesaria. En las décadas de los 60s y 70s, en medio del ascenso de las dictaduras militares, surgieron medios de comunicación que cuestionaron el discurso oficial y lucharon contra el control absoluto de la información. En Argentina, por ejemplo, revistas como “Crisis” ofrecieron no solo análisis político sino también cultura, literatura y arte, proporcionando un refugio intelectual bajo la represión. En Brasil, el periódico satírico “Pasquim” utilizó el humor como medio de resistencia contra el régimen autoritario. Estas publicaciones no eran solo un medio de información, sino también un símbolo de esperanza y resistencia para quienes soñamos con una sociedad más justa.
Sin embargo, los medios de comunicación alternativos, locales, comunitarios e independientes, siempre se han enfrentado a grandes desafíos, uno de los más importantes es la falta de recursos. Mientras que los medios tradicionales tienen altos presupuestos, los medios alternativos, locales, comunitarios e independientes, dependen del trabajo voluntario y de recursos limitados. Estos periodistas son motivados por la pasión, por la verdad y la creencia de que la información puede cambiar el mundo, usando como principal arma la creatividad en sus contenidos.
Además, muchos de estos medios de comunicación, han sido y son frecuentemente perseguidos a lo largo de la historia, los gobiernos autoritarios no han dudado en cerrar medios, arrestar a periodistas o incluso cometer actos de violencia contra periódicos, revistas, emisoras, canales de televisión y portales web. Aunque ahora hay menos regímenes autoritarios en América Latina, la amenaza persiste, ejemplos claros: Cuba, Venezuela, Nicaragua, etc., y en Colombia ya existe un “Proyecto de Ley” sobre la regulación digital, que podría terminar en el veto y censura a los Medios de Comunicación. En países donde el poder está concentrado en manos de unos pocos, los medios alternativos, locales, comunitarios e independientes, que exponen la corrupción y los abusos, fieles a su labor de veedores ciudadanos, son vistos como enemigos.
Con la llegada de la Internet, los medios de noticias alternativos, locales comunitarios e independientes han encontrado un lugar de descanso, las plataformas digitales permiten que estas voces lleguen a miles o incluso millones de personas sin necesidad de grandes presupuestos. Publicaciones como “El Faro” de El Salvador y “La Silla Vacía” de Colombia se han vuelto reconocidas internacionalmente por sus investigaciones rigurosas y su valentía al denunciar los abusos de poder. Sin embargo, las amenazas continúan, los periodistas investigativos son víctimas de llamadas anónimas con mensajes amenazantes, son abordados por motociclistas que sin dejarse ver el rostro los agreden por “Sapos” y amenazan con “callarles las bocas”, todo esto ocurre ante la indiferencia de los entes de control nacionales, lo que los obligan a resguardarse en instancias internacionales tales como la CIDH, como le paso recientemente a nuestro periodista William Rojas, director del portal “La Reacción Prensa” de Corprensa Colombia; quien luego de más de un año de exponer su vida, por denunciar un caso de narcotráfico local, por fin fallaron a su favor una medida cautelar que lo protege en cierta manera; pero, por el contrario, Carlos Rodríguez, otro periodista, pero ecuatoriano no tuvo tal apoyo y le tocó irse a la fuerza o migrar a otro país, abandonando toda su vida en Ecuador.
Volviendo al tema digital, en lugar de depender de la distribución tradicional en papel, los medios alternativos, locales, comunitarios e independientes ahora pueden hacer que el contenido se vuelva viral y conectar historias locales con una audiencia global, además, la digitalización ha abierto la puerta a nuevas formas de colaboración; Periodistas, activistas y organizaciones sociales de diferentes países ahora trabajan juntos para exponer injusticias que antes habrían permanecido ocultas.
Lo que hace especial a la prensa alternativa, local, comunitaria e independiente, no es solo el contenido de calidad que produce, sino también su target, pues son los que llegan a las bases de la sociedad, llegan a la cuadra, al barrio, a la vereda; con la credibilidad que da la confianza de conocerlos desde sus comienzos, sus lectores y oyentes son sus amigos, familiares y conocidos, esto les da la fortaleza de la fidelidad en sus suscriptores. Estos medios no se limitan a la información, son agentes de cambio, sus informes no son neutrales, porque entienden que en situaciones de injusticia, ser neutral muchas veces beneficia al opresor. Al contrario, su periodismo es un acto de militancia, es una especie de espiritualidad periodística, una forma de resistir y, a su vez, construir un futuro más inclusivo.
Los medios de noticias alternativos, locales, comunitarios e independientes, a menudo sirven como voz para personas que no pueden ser escuchadas en otros medios de noticias. Los movimientos indígenas, feministas, campesinos, ambientalistas, los nuevos talentos artísticos, los emprendedores, han encontrado en estos medios una plataforma para compartir sus historias y luchas. Y en regiones donde la desigualdad social es aguda, estos medios de comunicación han demostrado que el periodismo no debe estar del lado del poder, sino del lado del pueblo.
A pesar de los desafíos, los medios de noticias alternativos, locales, comunitarios e independientes, en América Latina siguen siendo una fuerza imparable. En un mundo donde la información está controlada por unos pocos, estos medios de comunicación continúan luchando para garantizar que se escuchen las voces de las personas marginadas. Especialmente en la era digital, la capacidad de adaptación se ha convertido en la clave para la supervivencia y el crecimiento.
Pero ese futuro depende de que siga habiendo gente dispuesta a hablar, asumir riesgos y contar las historias que nadie más quiere contar. Mientras haya injusticia, se necesitarán medios de comunicación alternativos, locales, comunitarios e independientes; mientras haya personas comprometidas con la verdad y el cambio social, estos medios seguirán siendo una luz en la oscuridad, conduciendo a América Latina hacia un futuro más justo.
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