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Conspiraciones y realidades en Colombia tras el atentado contra el líder Miguel Uribe

  • Foto del escritor: Roberto Trobajo Hernández
    Roberto Trobajo Hernández
  • hace 4 días
  • 6 Min. de lectura

"Alias" Mordisco" ordenó el atentado al precandidato Miguel Uribe" asegura Vicky Dávila


Unidad nacional y acuerdo sobre lo fundamental


El atentado contra el senador colombiano y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido el 7 de junio de 2025 en el barrio Modelia de Bogotá, ha sacudido a Colombia, reviviendo oscuros recuerdos de la violencia política de las décadas de 1980 y 1990.


Este acto criminal, perpetrado por un adolescente, ha desatado una oleada de información contradictoria, especulaciones sobre posibles beneficiarios y profundas reflexiones sobre el futuro de las elecciones presidenciales de 2026 y la democracia colombiana.


A continuación, se analizan los detalles del ataque, las narrativas enfrentadas, los posibles beneficiarios y las implicaciones a largo plazo.


El atentado: contexto y detalles

Miguel Uribe Turbay, senador de 39 años del partido Centro Democrático y uno de los precandidatos presidenciales de derecha, resultó gravemente herido durante un evento de campaña. Según los informes, un joven sicario le disparó por la espalda, impactándolo en la cabeza y el muslo izquierdo. Fue trasladado de urgencia a la Fundación Santa Fe, donde, tras dos cirugías complejas, permanece en estado crítico con pronóstico reservado. El menor fue detenido en el lugar de los hechos, portando una pistola Glock 9 mm que, según la Policía colombiana, habría sido adquirida en Arizona.


La Fiscalía General de la Nación y el Ministerio de Defensa investigan el hecho con tres hipótesis principales: un atentado dirigido contra Uribe por su perfil político, un ataque a su partido, o un intento de desestabilizar el gobierno de Gustavo Petro.


El hecho ha reavivado memorias traumáticas de la violencia política en Colombia, particularmente la campaña presidencial de 1989-1990, cuando tres candidatos (Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro) fueron asesinados.


La madre de Uribe, la periodista Diana Turbay, también fue víctima de esa época, secuestrada por el Cartel de Medellín en 1990 y muerta durante un intento de rescate en 1991.


Este trasfondo personal y político ha amplificado el impacto del atentado.


El atentado contra Miguel Uribe intensifica la polarización política en Colombia, con cada sector interpretando los hechos según su propia narrativa. La falta de claridad alimenta teorías conspirativas y dificulta la cohesión nacional en un momento crítico.

¿Quién se beneficia? La izquierda y la derecha bajo los reflectores

Lejos de ser un acto aislado, el atentado contra Uribe Turbay conlleva implicaciones políticas que podrían beneficiar a diversos actores, tanto de izquierda como de derecha, dependiendo de cómo evolucione la narrativa pública y las investigaciones.


Posibles beneficiarios en la derecha

  • Fortalecimiento del Centro Democrático: El ataque podría generar una ola de simpatía hacia Uribe y su partido, el Centro Democrático, liderado por el expresidente Álvaro Uribe. La agresión podría movilizar a la base conservadora, presentando al partido como víctima de la violencia y reforzando su postura dura contra el crimen y la inseguridad. Esto podría traducirse en un aumento del respaldo electoral en las elecciones de 2026.

  • Deslegitimación del gobierno de Petro: La derecha ha acusado al gobierno de Gustavo Petro de fomentar un clima de polarización y una retórica incendiaria que podría haber motivado el atentado. El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, también atribuyó el ataque a la “retórica violenta de izquierda” del gobierno. Esta narrativa podría debilitar la imagen de Petro, retratándolo como incapaz de garantizar la seguridad de sus opositores.

  • Unificación de la oposición: El atentado ha unido a sectores de la derecha y el centro. Esto podría consolidar una coalición opositora más fuerte para 2026, especialmente si el gobierno no logra resolver el caso de manera convincente.


Posibles beneficiarios en la izquierda

  • Desviación del debate político: El atentado ha pausado temporalmente el debate sobre la polémica propuesta de consulta popular de Petro para implementar su reforma laboral, la cual fue rechazada por el Senado. El ataque ha desplazado la atención de las críticas hacia Petro hacia una condena unánime de la violencia, lo que le ha permitido al gobierno ganar tiempo y reposicionarse en la opinión pública.

  • Neutralización de un crítico fuerte: Uribe Turbay era uno de los opositores más férreos de Petro, cuestionando duramente su política de “paz total” y su manejo de la seguridad. Su retiro temporal o definitivo de la contienda podría debilitar a la oposición de derecha, especialmente si esta no logra encontrar un reemplazo con su carisma y visibilidad.

  • Oportunidad para la unidad nacional: Petro ha intentado capitalizar el atentado promoviendo un mensaje de unidad, condenando la violencia y llamando al respeto por la vida. Si logra posicionarse como un líder conciliador, podría mitigar las críticas por polarización y fortalecer su imagen ante sectores moderados.


Otros posibles beneficiarios

Grupos armados ilegales, como disidencias de las FARC o clanes del narcotráfico, podrían beneficiarse al sembrar miedo y desestabilizar el proceso electoral, como ocurrió en las décadas de 1980 y 1990. El uso de un menor como sicario recuerda las tácticas de los carteles de droga, lo que sugiere una posible participación de actores no estatales interesados en mantener el caos político.


Impacto en las campañas presidenciales

El atentado tendrá un impacto significativo en las elecciones presidenciales de 2026, cuya primera vuelta está programada para el 31 de mayo del próximo año.

  • Aumento de la polarización: Aunque líderes de todo el espectro político colombiano han condenado el atentado, las acusaciones mutuas entre la izquierda y la derecha han intensificado la polarización. La narrativa de que el gobierno de Petro fomenta la violencia choca con las acusaciones de Petro de que la oposición está utilizando el ataque con fines electorales. Esto podría radicalizar las campañas y dificultar el diálogo político.

  • Seguridad de los candidatos: El atentado ha puesto el tema de la seguridad de los candidatos en el centro del debate. Esto podría derivar en un aumento de los protocolos de protección, pero también en una percepción generalizada de inseguridad que afecte la participación electoral.

  • Simbolismo de la violencia: El ataque refuerza los temores de un retorno a la época de la violencia política. Esto podría desincentivar la participación de nuevos liderazgos por miedo a represalias.

  • Reconfiguración de las candidaturas: Si Miguel Uribe no se recupera, la derecha colombiana tendrá que buscar un nuevo candidato, lo cual podría fragmentar su base o fortalecer a otros precandidatos del mismo espectro. Por otro lado, el atentado podría motivar a candidatos de centro a posicionarse como alternativas moderadas frente a la polarización.


Implicaciones para la democracia colombiana

El atentado contra Uribe Turbay plantea serios desafíos para el futuro de la democracia en Colombia:


  • Erosión de la confianza en las instituciones: La incapacidad para esclarecer rápidamente el atentado y las contradicciones en los informes oficiales podrían profundizar la desconfianza en las instituciones, particularmente en la Fiscalía General de la Nación y en las fuerzas de seguridad. Esto es especialmente grave en un país con un historial de impunidad en casos de violencia política.

  • Riesgo de retroceso democrático: El atentado evoca un pasado de asesinatos que debilitó la democracia. Si no se toman medidas eficaces para garantizar la seguridad y el libre debate, Colombia podría enfrentar un retroceso hacia un clima de miedo e intimidación.

  • Llamado a la unidad: A pesar de la polarización, el atentado ha generado un consenso en la condena de la violencia, con líderes como Álvaro Uribe, Gabriel Boric y Giorgia Meloni haciendo un llamado a la unidad y la justicia. Si este consenso se traduce en acciones concretas, podría fortalecerse la resiliencia democrática. Sin embargo, la retórica divisiva sigue siendo un obstáculo.


El atentado contra Miguel Uribe Turbay no es solo una tragedia personal, sino un punto de inflexión para Colombia.


La información contradictoria refleja la dificultad de esclarecer un acto de esta magnitud en un contexto polarizado. Mientras la derecha podría capitalizar el hecho para movilizar a su base y deslegitimar al gobierno, la izquierda podría usarlo para desviar críticas y promover un discurso de unidad.

Sin embargo, el impacto más profundo se sentirá en las campañas de 2026, donde la seguridad y la polarización dominarán el discurso, y en la democracia colombiana, que enfrenta el desafío de superar su pasado violento para asegurar un futuro pluralista y seguro.

La investigación de este crimen debe ser exhaustiva y transparente para evitar que se convierta en otro capítulo de impunidad, y los líderes políticos deben moderar su retórica para proteger los pilares democráticos del país.

 
 
 

2 Comments

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Guest
hace 4 días
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Lamentable la polarización que se está sufriendo en Colombia. Profundo y objetivo este artículo, el buen periodismo que necesitamos los colombianos

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Guest
hace 4 días
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Excelente análisis: profundo y objetivo

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