Concluida la semana mayor, no podemos dejar pasar por alto varias consideraciones de interés general.
En primer lugar, las series de televisión dedicadas a la obra de Jesús en la tierra, nos dejan una reflexión frente a la situación que actualmente vive Israel y Palestina. 1991 años después de la muerte de Jesús, la dirigencia judía sigue siendo “de cerviz dura”, no aplican los principios bíblicos, ni del antiguo, ni del nuevo testamento. No practican el amor por sus semejantes, no perdonan, son amantes del dinero, la venganza, el odio.
Esos dirigentes que en la antigüedad llevaron a la muerte al hijo de Dios, en nada han cambiado. El amor al dinero, al poder que los caracteriza, siguen intactos, claro, descartando al pueblo israelita, que ha sacrificado su vida en aras de una lucha diaria por su supervivencia frente a un mundo plagado por la maldad, los intereses económicos, la lucha desenfrenada por el poder, cueste lo que cueste.
No importa atropellar a niños inocentes, ancianos desarmados y enfermos, hombres y mujeres discriminados por su lugar de nacimiento, por la patria donde les toco vivir, por intereses geopolíticos que, precisamente, no son los que enseño Jesucristo, donde plasmo el amor como principio rector en la búsqueda de un mundo en paz, basado en la enseñanza del Dios creador del universo.
Amaos los unos a los otros, lo que nos lleva a vivir en paz, si tenemos paz, desarrollaremos bondad, trabajo, libertad y con ella, conocimiento para poder lograr vida eterna prometida por el creador del universo.
La Semana Santa que acaba de terminar, donde se enseña la vida pública del hijo de Dios, la vida de sus apóstoles escogidos para continuar la obra de enseñanza a todas las naciones, también carece de un ingrediente que no se menciona y que en este momento es fundamental. Las enseñanzas de Jesús deben complementarse con las profecías que hoy están cumpliéndose o que están por cumplirse, para llegar al fin de este sistema de cosas y así dar cumplimiento a la promesa de mil años de paz, sin muerte, sin hambre, sin explotación del hombre sobre el hombre, sin enfermedades.
Es importante conocer el entorno del nacimiento de Jesús y su muerte, cuyo fundamento bíblico es lograr la salvación con base en el conocimiento que cada uno de nosotros debemos tener, de acuerdo a los mandamientos y leyes que hacen del hombre un ser espiritual, amante de la paz, recto a los ojos de los hombres y del propio creador, amoroso ante sus semejantes.
Es importante adquirir conocimiento de los últimos días de este sistema de cosas que se registran en el último libro de la biblia, el Apocalipsis, se acerca la culminación, el Dios feliz nos deja el mensaje de las gloriosas buenas nuevas.
Dentro de poco, la turbulenta historia de la humanidad, alcanzará una culminación catastrófica, cuando Dios y Jesucristo ejecuten juicio sobre este sistema inicuo, que será reemplazado con un nuevo cielo y una nueva tierra, donde la muerte no será más. Revelación 21: 1-4. La palabra griega a-po-ka-ly-psis, significa fundamentalmente “quitar el velo” o “quitar la cubierta”.
“Venga tu reino, que se haga tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”, padrenuestro enseñado por Jesucristo. El llamado Armagedón es la guerra del gran día del Dios todopoderoso, Revelación 16:14-16. La garantía al cumplimiento de esta profecía.
Solo los inicuos opositores de Dios serán destruidos por fuerzas controladas por Dios, Salmo 37: 9,10.
Debemos conocer las promesas del creador para los últimos días de este sistema de cosas, ello nos hará libres y esperemos el cumplimiento de las mismas con regocijo, fe y aguante.
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