Bella y soñada Europa, el exterminio de Palestina, acusa tus mentiras
Artículo tomado de “La Nueva Prensa” www.lanuevaprensa.com.co
Europa es hermosa, uno sueña con ir a visitarla por ese encanto de sus hojas de otoño, cayendo sobre los verdes prados y sus faroles, iluminando los andenes por donde la gente camina, por su aire de nostalgia, en la bruma que envuelve las catedrales, por los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad que ella esparció por el mundo occidental en el siglo XVIII. Sin embargo, lo que era una sospecha y una denuncia desde hace décadas dentro de un círculo de pensadores latinoamericanos, que no trascendía la muralla del veto de la oligarquía intelectual europea al conocimiento surgido de este lado del mar, se confirma con la imperturbable frialdad de los gobiernos del viejo continente ante el exterminio que Israel hace de Palestina: que Europa mintió siempre.
Nos mintió desde el mismo momento en que nos dijo que la cultura europea empezaba con Grecia escondiendo que Aristóteles había viajado y aprendido de Oriente; nos mintió al decir que había inventado la repostería, cuando fueron los árabes; que la toma del té era una costumbre de los ingleses, cuando ellos la copiaron de la India; que Picasso había creado el cubismo, cuando él lo toma de los africanos; que fueron los primeros en llegar a América, cuando ya aquí habían llegado los chinos, de ahí el parecido de los aborígenes con los asiáticos; que Copérnico fue el primero en decir que la Tierra no era el centro, sino el sol, cuando él lo aprendió de los árabes; que el perfume es francés, cuando viene de Egipto; que la guitarra es española, cuando la introdujeron los árabes a la península ibérica; que Alemania inventó la imprenta, cuando fueron los chinos siglos atrás y tantas cosas más, sin embargo, la mentira que más decepción causa de Europa, la más grave, es que le haya dicho a Occidente que su ideario Libertad, Igualdad y Fraternidad lo iba a defender con la misma pasión con la que hizo la Revolución francesa, hoy, traiciona ese ideario al no intervenir en el genocidio que Israel comete con Palestina donde la mayoría son niños.
Nos damos cuenta de que ese ideario es un espejismo con el que ganó fama mundial durante dos siglos, el que ahora se desmorona ante el mundo entero, como se desmoronan los edificios en Gaza atacados por las bombas sionistas. Estos pensadores latinoamericanos, entre ellos, el sociólogo, Ramón Grosfoguel, nos vienen alertando que la Modernidad, esa etapa cultural que arranca con el mal llamado descubrimiento de América no es un proyecto emancipatorio de Europa sobre la oscuridad de la Edad Media ni es tampoco el camino al progreso de todos los pueblos, como nos lo quisieron hacer creer, no, es un proyecto de dominación, de muerte para el resto del mundo…, y, ¿la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad (preguntan sollozando los pueblos oprimidos del mundo entre ellos Palestina) les respondemos: fuimos inocentes, eso no era para nosotros, esas virtudes eran para ellos, para la élite poderosa del mundo…, no para nosotros; eso quedó evidente con la posición de la Unión Europea con su presidenta, Úrsula von der Leyen, respaldando al sionismo en su escalada bárbara contra Palestina.
El profesor Grosfoguel hace un símil muy claro con el acontecer del mundo actual y la democracia ateniense al decir que dentro de las murallas de la ciudad vivían los seres humanos libres, gozando de todos sus derechos, eran un diez por ciento de la población y por fuera de las murallas estaba los noventa restantes que sostenían a los de dentro, hoy, esa muralla que era física en Atenas, Grecia, es imaginaria, no la vemos, pero existe en todo el mundo; los cambios solo los goza la élite, deja algo para la clase inmediatamente inferior y para los pueblos queda la opresión. Esta es la verdad de Occidente comandada por la codiciosa cúpula de Estados Unidos y de la Unión Europa; el supremacismo nunca se ha ido del mundo.
Por otro lado, se evidencia en los dirigentes mundiales una gran ignorancia de la historia de la conquista de las leyes sobre la primitiva costumbre de la justicia por las propias manos para dirimir los conflictos entre los Estados; tradición del razonamiento que nos llevó a la firma de tratados internacionales para la paz mundial que Israel está violando sin que la mayoría de los dirigentes ponga el grito en el cielo como lo hizo el presidente Gustavo Petro de Colombia, consciente de que la ruptura de un orden jurídico mundial no nos devolvería a la barbarie, no, nos lanzaría a la distopía de la ciencia ficción de un mundo unidimensional con una sola identidad impuesta por el sionismo…, bueno, otra barbarie.
Estados Unidos y Europa están permitiendo la peligrosa imposición sionista de sus creencias religiosas, que son actos de fe, de convicción íntima, para desempeñarse en el mundo civil, donde existen miles de credos y ninguno puede prevalecer sobre otro, bien lo dijo el filósofo John Locke en medio de las guerras en Inglaterra en el siglo XVII ¨ las leyes para este mundo, la religión para el más allá. Peligro para el mundo entero que la narrativa religiosa fundamentalista sionista de creerse ¨ el pueblo elegido, una treta para dominar, traspase las fronteras de su mundo para imponer un orden político donde comenten un genocidio con Palestina. ¿Con qué autoridad moral más adelante la ONU y la Unión Europea llamarán al orden a otros Estados si están permitiendo que Israel haga la mayor violación de sus convenios ante la faz del mundo?
Cuánto nos mintieron al decirnos que la Modernidad nos abría el camino de la racionalidad con la Ilustración, si están permitiendo que Israel destruya El Contrato social de Jacques Rousseau; si cambiaron el fanatismo religioso, tan combatido por Voltaire, por el fanatismo de los sionistas hacia el dinero. Bella y soñada Europa de paisajes blancos, de música espiritual, de pintores y escritores apasionados, no eres dueña de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, has conseguido con tu indolencia ante el pueblo palestino lleno de sangre, de llanto y de polvo que esa proclama la busque el pueblo oprimido dentro de la memoria de sus ancestros en todos los confines del mundo, para unirse en nombre de los niños asesinados en Gaza.
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